La pasión es una inclinación, una tendencia, pero ya desarrollada, exaltada y, sobre todo, hecha exclusiva, que anula todas las demás. Es una inclinación priviligiada que se impone y llega a ser el centro de atracción de toda nuestra vida psicológica.
En el orden de los sentimientos, es, poco más o menos, lo que la idea fija es a la vida intelectual.
En la transformación de una tendencia en pasión, intervienen múltiples factores, pero conviene insistir sobre esta contracción imaginativa, muy bien descrita por Stendhal con el nombre de "cristalización","operación del espíritu que tiende a descubrir, entre todo cuanto se le presenta, que el objeto amado posee todas las perfecciones". Así,la pasión obra como un imán, descubre y atrae así todo cuanto puede convertirle, entretenerle y ayudarle a forjarse una imagen de su objeto real. La vida misma de la pasión consiste en esa creación, proseguida sin descanso, y, frecuentemente, la pasión muere cuando esa creación cesa, cuando la imaginación no tiene fuerza para realizar la imagen que ella subtituye al ser material que a servido de excitante.
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